CAPÍTULO 3. A hombros de gigantes

Durante la ‘revolución verde’, la clave del futuro era producir cultivos comerciales para el mercado de exportación. Se avasallaron a los agricultores con el mensaje de expandirse para poder seguir siendo competitivos. Alimentar a los hambrientos del mundo era una las razones por las cuales los agricultores debían cultivar cantidades infladas de granos baratos con el apoyo de productos químicos carcinogénicos. ¿Qué pasó con la agricultura de toda la vida?, ¿Cultivos a pequeña escala que puede producir una mayor cantidad de comida por hectárea que la agricultura de grano a gran escala?

En nuevo reto: combinar la naturaleza, la tradición y el conocimiento científico con una base sólida ecológica y social. Eso es justo lo que brinda la permacultura. Con la permacultura podemos diseñar nuestros propios hábitats usando las pautas de la naturaleza, rescatamos el conocimiento de nuestros ancestros y creamos sistemas vivos que son “ecológicamente sostenibles y económicamente rentables”.

La permacultura es el único tipo de agricultura que ofrece cultivos permanentes, cuida de la tierra, de la gente y distribuye equitativamente los recursos.